Todos queremos estar ahí. Es la fecha en que los integrantes de la patria futbolera quieren ver a Messi gambeteando a todos y dándole un pase a la red. Para gritar, emocionarse, y sentirse feliz al menos por un rato. Pero el Mundial Sudáfrica 2010 se vive día a día. No es sólo una pelota de fútbol. Es pasión, es comunicación, es negocio, también. Es identidad, compromiso, respeto y también violencia. Se vive en la calle pero también en los medios. Y mucho mas en las plataforma tecnológicas. La cátedra de Periodismo Deportivo de 4 año de la UAI Rosario te invita a participar, soñar a pensar juntos que significa un Mundial de Fútbol para nuestro país. El silbato acaba de sonar.

martes, 29 de junio de 2010

El mundial y el bicentenario


Existe una idea generalizada que en épocas de mundiales el mundo entra en una fiebre nacionalista. Y en este año en particular los sentimientos se acentúan debido a los festejos del bicentenario. Pero no se deben confundir los conceptos de patriotismo y nacionalismo. Es necesario saber diferenciar estas cuestiones para que este mix de emoción y pasión no desvirtúe el verdadero sentido de cada evento.


Es oportuno en estos momentos plantear algunas diferencias conceptuales para analizar el fenómeno. El patriotismo no se basa en el Estado o en el gobierno sino en el amor a la cultura, al arraigo, a las tradiciones. Su origen es local y está centrado en un pueblo, y también en el conjunto de una nación, ya que todos tienen una historia y valores en común. Este concepto se simplifica con la famosa frase “amor a la Patria”. El patriotismo se ocupa de sus propios asuntos y es solidario con las demás naciones.


El nacionalismo, si embargo, propone una glorificación romántica del Estado Nacional centralizado. Es autoritario, chauvinista (exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero) y xenófobo. Busca, inventa y renueva a sus enemigos como excusa para la guerra y el imperialismo. Tiene una susceptibilidad extrema, se siente herido por pequeñeces, defiende la memoria propia a expensas de la de los demás y reacciona con frecuencia de manera violenta.
El nacionalismo muestra odio y resentimiento hacia sus vecinos. Es autoritario, oprime a las minorías y se opone a la cultura. El patriotismo no es purista ni momifica a la cultura, entiende que las influencias externas pueden ser asimiladas a las creaciones propias.


El nacionalismo transforma en virtud lo que a nivel individual se considera una falta: la idea estrecha y mezquina de que el propio país es el centro del mundo y están por encima de los demás, y que la grandeza de un grupo o de una nación reside en ser envidiada o temida por sus vecinos.


El patriotismo apela al amor, la solidaridad, el orgullo y la tolerancia, que implica la convivencia en la diversidad. El nacionalismo, al odio, la egolatría, la rivalidad y el fanatismo. Como justificación de la violencia futura, en todo momento tiene presente los perjuicios que padeció. Si sus objetivos son incompatibles con los de otras naciones, buscará imponer su voluntad incluso por la fuerza.


El nacionalismo atenta contra los valores universales de la dignidad humana, que consisten en mezclarse unos con otros, respetando las particularidades y enriqueciéndose con las diferencias.Sin dejar de amar la singularidad, lo mejor es reconocerse en las semejanzas con independencia de cada nacionalidad.


Teniendo en cuenta estos conceptos se puede afirmar que el fenómeno del mundial es meramente nacionalista, responde al encuadre de estos conceptos y así se observa en cada encuentro. Todos, hinchas y jugadores dan la vida para que su equipo sea el vencedor a costa de cualquier cosa incluso de errores como pudimos apreciar en el último encuentro de Argentina – México y cómo tras el paso a cuartos de final del equipo nacional todo el país salió eufórico a las calles a manifestar su alegría que según este análisis se explica como un fenómeno nacionalista.

Por otro lado, el bicentenario no tuvo la misma suerte, tal como se expresa conceptualmente el patriotismo es amor, valoración de una historia común, y de tal forma se expresó en los actos por el día de la Bandera en el Monumento Nacional, sin euforia pero con la asistencia de un pueblo comprometido, emocionado que manifestó su amor a la patria en cada momento y sin violencia.

Estas ambivalencias me generan algunos interrogantes. ¿Que importante sería poder trasladar el nacionalismo del fútbol a otros aspectos de la vida de los argentinos?, Quienes alientan con tanta euforia a la selección y gritan desaforados en las canchas de fútbol ¿lo harían de la misma forma para pedir a los gobiernos que no mueran chicos por hambre?, ¿para pedir aumento de sueldos?, ¿reclamar que no aumenten los precios? En definitiva son cuestiones que nos tocan más de cerca, sin embargo nos ponemos la camiseta de la selección cada cuatro años, si ganamos será una felicidad efímera y luego volveremos a transitar las calles de la mediocridad y la injusticia y todo volverá a empezar en el próximo mundial.


Por: Alejandra Ojeda Garrnero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario